... probablemente la mía sería verde y azul. Con olor a sal, donde el viento se lleva lejos el pesimismo, el sonido del mar disfraza los miedos y el intenso verde llena de vida nuestras retinas. Porque hay rincones donde uno siente como el alma puede henchirse de felicidad. Donde lo material se hace prescindible, las modas no existen y los complejos no se han inventado.
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